lunes, 4 de agosto de 2008

LA INVIOLABILIDAD DE LOS PAQUETES ELECTORALES.

LA INVIOLABILIDAD DE LOS PAQUETES ELECTORALES.

Rafael Castañeda Rodríguez, director de La Revista Proceso, solicitó a la Comisión Interamericana de Los Derechos Humanos, que impidan la decisión, de que cómo en el 88 sean quemados los paquetes que contienen las boletas electorales, única prueba real de las controvertidas elecciones en el 2006, de las que resultó presidente de México Felipe Calderón Hinojosa.
Esta ha sido la más poco clara elección después de la de 1988, en la que Carlos Salinas De Gortari, para desgracia nuestra llego a presidente del país, contando para ello con el muy decidido apoyo de quienes luego fueron llamados “las ardillas”; el ex presidente nacional del PAN Luís Héctor Álvarez y el posterior candidato a la presidencia de la república en 1994, Diego Fernández de Ceballos, que para borrar toda huella del “Fraude Patriótico”, acordaron quemar las boletas electorales, llevándose entre las patas, parte del edificio de San Lázaro, donde estaban almacenadas.

Esta solicitud para la intervención de CIDH, fue generada a raíz de que Castañeda Rodríguez presentó una denuncia de hechos ante este organismo panamericano, porque el IFE le negó el acceso a las boletas electorales y la Suprema Corte de La Nación, le negó un amparo en contra del Instituto Federal Electoral, violando su derecho de acceso a la información, protegido por el Artículo Sexto de La Constitución de La República Mexicana y por La Convención Interamericana de Derechos Humanos, a cuyo respeto esta obligado el Estado mexicano.
Por esta razón y en tanto la CIDH que aceptó estudiar esta denuncia lo hace, acordó solicitarle al Estado mexicano suspender la quema de las boletas electorales, como una medida para cautelar los derechos de Rafael Castañeda Rodríguez.

En respuesta a esta solicitud, el gobierno de Felipe Calderón considera que dar acceso a las boletas electorales equivale a violar el principio constitucional de respeto al voto. Para evitarlo asegura “se previó en la ley la inviolabilidad de los paquetes electorales que contienen las boletas para no desvirtuar los resultados electorales ni afectar la decisión ciudadana”
Más aún, “dijo que una petición de ese tipo carece de sentido porque la información “exacta” de las boletas se encuentra en otros documentos de acceso público como son las actas electorales”
Además, el gobierno de Felipe Calderón argumenta para no aceptar la solicitud de la CIDH, que no existen precedentes en el continente americano de la defensa del derecho en materia electoral.
Que las boletas electorales no pueden ser destruidas, porque está pendiente de resolverse el amparo promovido por Sergio Aguayo Quezada, investigador de El Colegio de México, que pretende en aras del derecho a la información, tener acceso a las boletas electorales.

En principio llama la atención en cuanto al argumento de que si se da acceso a la boletas electorales, tanto a Rafael Castañeda Rodríguez, director de La Revista Proceso, como al investigador del Colegio de México, Sergio Aguayo Quezada, equivale a “violar el principio constitucional de derecho al voto”, cuando la constitución misma ha sido violada en múltiples ocasiones y cuando así ha convenido a las autoridades de los tres niveles de gobierno.
En cuanto a la información “exacta” que se encuentra en las actas electorales, se puede contra argumentar que dichas actas, muy posiblemente fueron elaboradas a conveniencia, con el consentimiento o no, del presidente Calderón. Más si se toma en cuenta su declaración: “hayga sido, como hayga sido”, con la cual reconoce que le importa poco como haya llegado a Los Pinos, lo importante es que ahí está.
En lo que se refiere a que no existen precedentes en el continente americano de la defensa del derecho en materia electoral. Sería muy saludable, políticamente hablando y como una muestra evidente de “sus manos limpias”, que ese precedente lo sentara, permitiendo que las boletas electorales fueran del conocimiento público, que de ninguna manera afectaría “la decisión ciudadana”, para que todos los mexicanos tuviéramos la certeza de que Felipe Calderón es el presidente legítimo y constitucional de México.
Eso taparía la boca a Andrés Manuel López Obrador y a sus seguidores.
Evitaría los chantajes de que ha sido objeto de parte de los priístas y de ¿la maestra? Gordillo, permitiéndole gobernar con toda la autoridad moral que su alta investidura exige e impulsar e implantar las reformas tan necesarias para el país apoyado por todos sus habitantes.

Pero esto al parecer es imposible, máxime porque las ardillas de los pinos cambiaron de nombre y de color. Ahora son tricolores y se llaman Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón.

Ciudad Juárez, Chihuahua. Agosto 4 del 2008. José Luís Elías García.

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