miércoles, 20 de agosto de 2008

¿HASTA DONDE VAMOS A LLEGAR?

¿HASTA DONDE VAMOS A LLEGAR?

Los Convenios de Ginebra y sus Protocolos Adicionales garantizan la protección a las personas que coparticipan en las hostilidades o guerras (civiles, personal sanitario y religioso, miembros de organizaciones humanitarias) y a los que ya no pueden luchar (heridos, enfermos, náufragos, prisioneros de guerra).

Estos convenios y protocolos estipulan que se ha de tomar medidas para prevenir o poner fin a lo que se conoce como “Infracciones Graves”, que los autores de ellas deben ser sancionados.

Los Convenios de Ginebra y sus Protocolos Adicionales fueron ratificados por ciento noventa y cuatro estados y gozan de aceptación universal como derechos humanitarios. Sus dos principales emblemas y más utilizados, son la Cruz Roja y la Luna Creciente Roja, que son usados como protección para evitar que los miembros de estos organismos internacionales, sean agredidos en el momento de prestar ayuda a las personas que se encuentren en las situaciones relacionadas renglones arriba.

Pero en Ciudad Juárez de hoy en adelante, las víctimas de los sicarios que resulten heridos, que no mueran en el acto, morirán cuando menos por shock hipovulémico (desangrados), ya que no recibirán los primeros auxilios de parte de los paramédicos, por la situación de extrema violencia que impera en la ciudad, en la que estos asesinos están imponiendo su ley. Por lo que nos encontramos en situaciones peores que en las zonas de guerra como Irak y Georgia, en la antigua Unión de Repúblicas Soviéticas.

Quienes no respetarán dichos convenios ni los protocolos adicionales, dado que presuntos sicarios han amenazado por la frecuencia policíaca, que los elementos de la Cruz Roja que acudan en su auxilio serán ejecutados también.

Por lo que las personas que resulten heridas por estos desalmados sujetos, inocentes o no, perderán la vida. Con el debido respeto. Morirán en la calle como perros sin dueño.

Es muy posible que en su primordial objetivo de causar el terror, hasta las personas que eventualmente resulten testigos presenciales de estos delitos, o los mirones que movidos por el morbo acudan a lugar de los hechos, corran el fatal riesgo de ser acribillados, mientras que los asesinos esperan a que mueran quienes fueron balaceados por ellos. El mismo riesgo correrán los reporteros de los diversos medios de comunicación que acudan a cubrir la noticia.

Por lo que sería muy recomendable que las autoridades policíacas de los tres niveles (si es que realmente quieren hacer su trabajo como lo exige la ciudadanía y su ineludible responsabilidad). Al momento de tener conocimiento de estos delitos, sin hacer el escándalo que acostumbran con las sirenas de sus vehículos (en muchos de los casos para anunciar que llegan y que los delincuentes al oírlos, huyan por rumbo distinto). Acudan y se sitúen en los lugares cercanos, rodeen el sitio de las balaceras y en círculo vayan acercándose para aprehender a los maleantes que muy seguros de su poder, esperarán a que sus víctimas mueran o para acribillar a los paramédicos y reporteros.

Que los paramédicos de la Cruz Roja y reporteros, tomen las precauciones del caso.

En cuanto a los testigos presenciales, que se retiren de inmediato y si quieren colaborar para la investigación y detención de estos maleantes, que por escrito y de manera anónima, hagan llegar la información de la que tengan conocimiento. Tipo y modelos de los vehículos, el número de placas, aunque pueden ser sobre puestas o al igual que los vehículos, robadas. La media filiación de los sujetos, etc.

Respecto a los mirones. Por nada del mundo se acerquen. Los puede matar su morbo, convertido en balas asesinas.

Ciudad Juárez, Chihuahua. Agosto 20 del 2008. José Luís Elías García.

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