martes, 15 de julio de 2008

AHORA RESULTA QUE TENGO RAZON.

AHORA RESULTA QUE TENGO RAZON.

En varios artículos que he escrito en relación con las obras públicas en Ciudad Juárez y algunas otras construidas en país, he dejado en claro que yo no soy profesionista (ni ingeniero ni arquitecto), pero si que trabajé muchos años como contratista de obra.
He dicho que conozco un poco, que tengo criterio como tal, pero sobre todo, que en las obras en las que participé con ayuda de muchas personas, lo hice con mentalidad de supervisor, no de contratista. Ya que hace años fui supervisor de concreto en obras para el Seguro Social, en la construcción de clínicas y hospitales de este instituto del “Plan Tabacalero” en el Estado de Nayarit. Por lo que en ningún caso actué como la mayoría de ellos, bajando la calidad de los materiales, sin atender a las especificaciones dictadas, mucho menos dar mordidas para que me contrataran, ni para que me autorizaran las estimaciones.
Aquí en Ciudad Juárez he señalado las actuaciones de algunos de los exdirectores de obras públicas, de desarrollo urbano, asentamientos humanos, de uso de suelo y regidores municipales, en los periodos de Francisco Villarreal Torres, Ramón Galindo Noriega, Gustavo Elizondo y Jesús Alfredo Delgado (de extracción panista), de José Reyes Ferríz en su breve gestión como presidente del Concejo Municipal y en el actual como presidente municipal, así como en el de Héctor Murguía Lardizábal.
En principio, por la autorización de la construcción de obras sin revisar y tener pleno conocimiento de los proyectos. Por recibir mordidas para otorgar los contratos y consecuentemente, no supervisar que dichas obras se construyan atendiendo a las especificaciones requeridas. Aparte por aceptar a raja tabla los caprichos de algunos de estos gobernantes, para construir obras de relumbrón como El Camino Real y en su tiempo de El Centro de Convenciones Paso del Norte, que tardó más de catorce años en concluirse.
En este caso me referiré a unas cuantas:
La construcción hace años de los presuntamente “diques”, a los cuales les llamo, por la forma en que fueron construidos, simples y débiles muros de contención, que por lo mismo, en las temporadas de lluvia, como las de los dos años pasados y el presente, han ocasionado, al desbordarse o romperse, inundaciones y graves daños en casas habitación y sus muebles, causando serios daños a la ya de por sí precaria economía de los juarénses, e incluso víctimas mortales.
Así mismo la construcción de vialidades sin atender lo primordial. La construcción de las terracerías de manera adecuada, en su compactación y nivelación, para evitar que se formen lagunas, en detrimento de los peatones que tienen que cruzarlas y de los vehículos a los que se les mojan los cables y se quedan parados ocasionando conflictos viales.
Tal es el caso del Paseo de La Victoria, construido como homenaje a la megalomanía de Francisco Barrio Terrazas, quien le puso a esta vía, el nombre de su hija.
El Boulevard Cuatro Siglos “Charcos del Norte” y El Boulevard Independencia, obra estatal que constata “Que es tiempo de Juárez.
Muy especialmente El Camino Real, la magna obra del no menos megalómano Héctor Murguía Lardizábal, que fue construido en un intento de hacer de el, algo similar al Periférico de La Juventud en la ciudad de Chihuahua, en cuyos terrenos que se encuentran a sus costados, después de despojar a sus posesionarios por muchos años, construyeron grandes Mall’s, restaurantes de franquicias extranjeras, hoteles de lujo, etc.
Esta obra que se dice tuvo un costo de cerca de ochocientos millones de pesos (costo súper inflado), y aún sin terminar, no ha servido, como se promocionó con elevados costos publicitarios, para beneficiar a los habitantes de 70 colonias proletarias.
Estos millones de pesos, bien pudieron ser empleados para instalar las tuberías tan necesarias para el drenaje pluvial, dado que la falta de un drenaje eficiente, que desaloje las aguas producto de las lluvias que en los últimos años han caído de manera copiosa, que tantos daños han causado, incluso mortales.
Pero lo peor de todo esto, ha sido la autorización para la construcción de fraccionamientos con viviendas de “interés social” en zonas no aptas para ello, como es el caso de la Laguna de Patos, que por su nombre se entiende claramente lo que era antes de construir casas ahí; lugar en que aún con las pocas lluvias que han caído, cientos de viviendas están inundadas con los consiguientes daños, y algunos de sus propietarios están quedándose en los techos. Así mismo en Riveras del Bravo y otros más.

José Reyes Ferríz, como primeras “grandes acciones municipales y en un verdadero encuentro con la gente”, acudió con algunos de sus inútiles funcionarios, para entregar botellitas de agua y despensitas (la nueva versión de la torta y el refresco), para paliar los grandes problemas que estos juarénses están padeciendo por las corrupciones de presidentes y funcionarios de Ciudad Juárez.

Ahora resulta que las autoridades municipales y estatales, haciendo como que la virgen les habla, están muy preocupados por estos problemas y aseguran que van a investigar si en los proyectos de construcción hubo fallas, o en la construcción misma.
De igual manera, buscarán quien los autorizó y si hubo responsables los llamarán a cuentas.
Les ahorro tiempo y dinero: No necesitan investigar mucho, llamen a cuentas a los directores: de obras públicas, de desarrollo urbano, de asentamientos humanos, de uso de suelo y por supuesto a los regidores que tuvieron esas carteras y a los cabildos en pleno, que fungieron en los tiempos que fueron autorizados y construidos esos fraccionamientos.
Pero para que agarren el paquete completo, llamen a cuenta también a los dueños de las compañías que los construyeron.
Estoy seguro que saldrían pelos. Máxime si los constructores balconean a quienes les dieron mordidas por la autorización de los proyectos, la otorgación de los contratos y a quienes muy convenientemente se hicieron de la vista gorda, al supervisar dichas obras. Como fue el caso de los que balconearon a el ex director de obras públicas durante el gobierno municipal del panista Ramón Galindo Noriega, Rodolfo Bermejo Rodríguez, cuando se estaba construyendo El Paseo de La Victoria, quienes lo acusaron de haberlos extorsionado al exigirles unas camionetas pick up’s, a cambio de pagarles las estimaciones.
Esta situación que en su tiempo generó bastante escándalo, no tuvo muchas consecuencias. Rodolfo salió bien librado, ya que solo le exigieron que devolviera las camionetas, ni siquiera le dieron unos golpes en las manos, para que no lo volviera a hacer y tengo entendido que hoy goza de cabal salud como funcionario federal.

Como dijo la “Chimoltrufia”: Tengo o no tengo razón.

Ciudad Juárez, Chihuahua. Julio 15 del 2008. José Luís Elías García.

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