sábado, 19 de abril de 2008

OTRO QUE NO QUISO CREER.

OTRO QUE NO QUISO CREER.

Recién iniciada la noche de ayer, en el cruce de las calles Texcoco y República de Cuba en la colonia Margaritas, una camioneta blanca modelo reciente, marca Titán, de la línea Nissan, recibió docenas de impactos de armas de grueso calibre.

La camioneta acribillada era conducida por el comandante de La Secretaría de Seguridad Pública Municipal Alejandro Martínez Casas, mejor conocido como Z-4, quien en meses pasados se mencionó su nombre entre la lista de ejecutables que apareció junto con unos arreglos florales en el Monumento al Policía Caído, ubicado en Sander’s y Eje Juan Gabriel de esta ciudad.

Es de lamentarse la pérdida de otro policía y más aún, porque en este hecho delictivo su hijo de ocho años que lo acompañaba, que ninguna culpa tenía de las andanzas de su padre, resultó víctima fatal. El menor falleció minutos después de que lo llevaran a un centro hospitalario para que recibiera atención médica e intentar salvarle la vida.

Es de llamar la atención que la camioneta que tripulaba el comandante Z-4, a menos que sean sobre puestas, por las placas DS57696 del Estado de Chihuahua, parece ser de procedencia nacional y por el modelo, su costo estuvo muy lejos de ser adquirida honestamente por, a quien su sueldo oficial no le alcanzaría para pagarla.

Y si se argumentara que no era de su propiedad, que era “prestada”. Que osadía de Alejandro Martínez Casas (más cuando ya estaba advertido de que era ejecutable), al subirse y manejar un vehículo como ese, que por sus características son un gran atractivo como blanco para las balas asesinas de los sicarios, que aún con la “presencia” de las fuerzas federales siguen haciendo de las suyas en un evidente reto para demostrar su supremacía y poder.

¿Ha sido la soberbia al considerarse intocables, que los policías, ministeriales y agentes de vialidad que aparecieron como ejecutables, que no han tomado las precauciones necesarias para evitar ser asesinados?

¿Es tanta la confianza que han depositado en sus jefes como Guillermo Prieto Quintana, quien repetidas veces ha declarado que a esas amenazas (muchas de ellas ya cumplidas), no hay que hacerles caso, que no les atemorizan ni van a bajar la guardia? Porque por los resultados es evidente, que si no se han atemorizado, la guardia si la han bajado.
En artículos anteriores, he expuesto la necesidad de que todos los que aparecieron en esa lista, que por fortuna aún quedan algunos, debieran ser puestos a buen recaudo para su protección, de sus propias familias y de los transeúntes que puedan resultar víctimas fatales e inocentes de balas perdidas al momento de que se intente o sean ejecutados, como fue en este caso, en el que el hijo de Alejandro Martínez Casas fue acribillado junto con él.

Parece ser que tanto al Secretario de Seguridad Pública, como al Presidente Municipal José Reyes Ferríz, poco les importa la integridad física de los policías, aún cuando hayan incurrido en conductas indeseables no dejan de ser pérdidas humanas muy lamentables. Se les olvida que para que esos elementos hayan llegado y ser sostenidos dentro de la corporación, se hizo una fuerte inversión por parte de la ciudadanía.

En todo caso, ¿que ejemplo son los policías malos y la forma en que han sido eliminados para los muchos buenos, sobre todo para los seiscientos futuros policías que se ha asegurado tendremos en poco tiempo?

¿Se les está previniendo en la academia de policía de lo que les puede ocurrir si asumen esas conductas indeseables de consecuencias fatales?

Por último. ¿En donde han estado las fuerzas federales, que presumen de contar con una especial inteligencia y se dijo iban a sanear la corporación policíaca municipal?

¿Es esta la forma de sanearla, permitiendo que los malos sean ejecutados impunemente, sin que se detenga y mucho menos se castigue a sus asesinos?

Ciudad Juárez, Chihuahua. Abril 19 del 2008.

José Luís Elías García
El Hombre de La Mancha.

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