lunes, 21 de abril de 2008

LA FAMILIA SE RESPETA.

LA FAMILIA SE RESPETA.

Hace tiempo escribí un artículo que titulé Los Narco Caballeros, en referencia a los narcotraficantes de antaño, de quienes tuve noticia cuando vivía en mi natal Culiacán, Sinaloa.

Si bien es cierto que con sus actividades ilícitas, el financiamiento para siembra, cosecha, empaquetado, traslado y venta de drogas como la marihuana, amapola, de cuya resina se obtiene el opio crudo y mediante procedimientos químicos muy rudimentarios obtenían la heroína, que en ese tiempo eran exportados a Los Estados Unidos, no producidos para consumo nacional, también es cierto que se regían por un estricto código de honor. La Familia Se Respeta. Era uno, entre otros de los reglamentos con los que normaban sus “actividades y negocios”

Cuando alguien incurría en una violación a este código, dependiendo de la gravedad se aplicaban las sanciones necesarias. Pero si la falta lo ameritaba, simplemente se le desaparecía en lo oscurito, sin perjudicar mortalmente al resto de la familia (es más, enviaban arreglos florales a sus funerales y se les apoyaba económicamente como indemnización por tan lamentable pérdida), mucho menos ocasionaban víctimas inocentes en sus refriegas como sucede en la actualidad. Era solo cuestión de negocios, nada personal.

Hoy, como sucede en los diferentes ámbitos sociales, políticos y económicos, las reglas, los “principios y valores” que normaban sus actuaciones, estos delincuente los han cambiado por los antivalores como la ambición, la violencia, la crueldad y la criminalidad con toda la saña del mundo, sin respeto para nadie, sin importar que sea culpable o inocente, sea hombre o mujer, niño o adulto.

Tal como sucedió el viernes por la tarde, cuando al parecer por equivocación balacearon la camioneta de un empleado de lavandería del Seguro Social. En dicha balacera, una niña resultó herida en una de sus piernas, y por la noche, cuando al acribillar y asesinar al ex oficial de seguridad pública Alejandro Martínez Casas, asesinaron también a su hijo menor de edad, que ninguna culpa tenía de lo que su padre hacía.

De igual manera, está el hecho sucedido en Caseta, cerca al cruce fronterizo de Fabens, Texas, en el Valle de Juárez, en donde asesinaron a la maestra Agle Amaya Núñez, cuando conducía su vehículo acompañada por su hijo (un bebé), y esposo, quien fue levantado, ignorándose hasta ahora su paradero. El bebé fue entregado afortunadamente ileso a sus familiares.
Aunque se dice que la ejecución de la maestra Amaya Núñez bien pudo ser una equivocación, está el antecedente de que su padre, su hermano Omar Amaya Núñez, ex presidente municipal de Guadalupe Distrito Bravos, Chihuahua y su primo Polo Amaya fueron ejecutados no hace mucho tiempo.

El hecho repetido es que a estos asesinos no les importa que a quienes agreden mortalmente, estén acompañados por inocentes.

Y ha como están las cosas, van a seguir empeorando, por lo que sería inútil invitar a estos chacales para que fueran más cuidadosos al momento de realizar sus crímenes, pues pareciera que no tienen hijos o no los quieren, y tarde o temprano pagarán con la misma moneda. Entonces van a saber lo que es amar a Dios en tierra de indios.

Ciudad Juárez, Chihuahua. Abril 21 del 2008.

José Luís Elías García
El Hombre de La Mancha.

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