miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿QUIEN ES QUIEN?

¿QUIEN ES QUIEN?

Hace poco más de un mes, un grupo de sicarios entraron a un local del CIAD (centro ya cerrado, en donde presuntamente se rehabilitaba a los adictos a las drogas), que estaba ubicado en un colonia de la periferia y asesinaron a mansalva a un buen número de ellos, incluido al director del mismo, que se encontraban haciendo oración.

En esa ocasión, testigos que se encontraban cerca del lugar, declararon que un grupo de militares con boinas rojas en su cabeza, a bordo de una camioneta Ford Lobo blanca, escoltaron a los sicarios y se estacionaron a cincuenta metros, para después de este hecho sangriento retirarse tranquilamente.

De parte de la Guarnición Militar de la Plaza, se declaró que ningún elemento de esa corporación llevó a cabo una operación oficial en ese lugar. Que posiblemente algún comando militar pasó por ahí, pero después de que sucedieron los hechos. Respuesta del todo increíble.
Pero en todo caso. Ese comando militar que posiblemente pasó por ahí, ¿no se percató de la conmoción que se ocasionó por estos asesinatos, por qué no se quedaron a resguardar el lugar como acostumbran?

Hace unos días, cuatro jóvenes “sorpresivamente” desaparecieron como a las ocho y media de la noche, cuando se dirigían a comprar un vehículo. Los padres, temerosos de que algo les hubiera ocurrido, dadas las situaciones de violencia que se viven en la ciudad, se avocaron a buscarlos desesperadamente. Acudieron a las diferentes corporaciones policíacas, incluso a la sede militar local, donde les negaron que los tuvieran detenidos.

Finalmente, los padres se enteraron que un grupo de militares los habían detenido y acudieron a las instalaciones militares acompañados de sus familiares y vecinos, quienes avalaron la buena conducta de los jóvenes. Se manifestaron por dos días con pancartas hasta que los liberaron muy golpeados, ya que los torturaron, presuntamente por que les encontraron droga (que les fue cargada), les despojaron de sus pertenencias y el dinero que uno de ellos llevaba para comprar el vehículo.

Otra más. La esposa del agente ministerial Constante Gómez, adscrito al Departamento de Imputados Desconocidos, denunció en la Subprocuraduría de la Zona Norte, que a la una de la mañana su cónyuge fue detenido por un grupo de soldados que se trasladaban en varios vehículos no oficiales. La esposa y familiares del agente ministerial levantado, acudieron a las instalaciones militares y como de costumbre, éstos negaron haberlo detenido.

Constante Gómez ya había pasado por esta situación. Anteriormente había sido sacado de las instalaciones de la subprocuraduría por soldados, que lo detuvieron por presunto secuestrador, pero fue dejado en libertad tres días después.

¿Cuál es la razón y qué competencia tienen los militares para detener y torturar personas, despojarlos de sus pertenencias y mantenerlos incomunicados por varios días? Cuando en el supuesto caso de que sean narcotraficantes o delincuentes del fuero federal, su obligación es presentarlos ante la Delegación de la Procuraduría General de la República.

La madrugada del martes a la una y media de la mañana, tuve que llevar a una señora a Riveras del Bravo. Poco antes de llegar a ese fraccionamiento, fui detenido en un retén de presuntos militares. Uno de ellos (eran seis), se me acercó y sin mayor acción de parte de él, me dijo que me fuera.

Lo que me llamó la atención, fue que no obstante tener colocados conos naranja y mechones encendidos, que estaban armados con los conocidos “cuernos de chivo”, no se veía por ningún lado vehículos militares tipo Hummer, de los que utilizan y con los que se apoyan, ya que sobre ellos generalmente se encuentra un soldado empuñando un rifle de alto poder, en “posición de anotar”

Ya por la mañana del mismo martes, pregunté y me informaron que esos supuestos militares son vecinos del Valle de Juárez, que se visten de militares, trabajan para, y protegen la persona e intereses de gente del “Chapo” Guzmán en esa zona valle juarense. Me dijeron además que estos retenes se instalan todos los días al oscurecer.

Cabe mencionar que como a dos kilómetros y medio antes de llegar al “retén militar” miré un autobús con la leyenda: policía municipal, que llevaba ese rumbo; lo rebasé y ya no supe a donde se fue. Poco más adelante, una pick up de la policía municipal estaba parada atrás de un vehículo y un elemento estaba revisando al conductor.

La pregunta de los sesenta y cuatro mil. En el caso de que sea cierto lo que me informaron acerca de ese retén y sus integrantes. ¿Cómo es posible que quienes me lo dijeron tengan esa información y que la policía municipal, la estatal, los federales y los militares que bien pueden ser suplantados por ellos (en un deterioro mayor de la imagen que tienen), no estén enterados de esto?

¡En toda la madre! ¿Entonces quién es quién?

¿Ante quién acudir, ante qué instancia denunciar estas situaciones bastante anómalas sin sufrir las consecuencias, que pueden ser fatales?

¿Cómo tener y no perder la confianza en las autoridades policíacas, como lo está pidiendo Felipe Calderón? Cuando ellas mismas provocan con sus ilegales acciones el no tenerles confianza, que en lugar de ello se les tenga miedo, terror.

Ciudad Juárez, Chihuahua. Septiembre 16 del 2008. José Luís Elías García.

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