jueves, 2 de octubre de 2008

CUARENTA AÑOS HAN PASADO YA.

CUARENTA AÑOS HAN PASADO YA.

Por razones de trabajo, de 1984 hasta fines de 1987 viví con mi familia en el Distrito Federal, en Noviembre de ese año, miré en el Canal 2 al ingeniero Manuel de Jesús “El Maquío” Clouthier del Rincón (nativo de Culiacán, Sinaloa, igual que yo), quien como candidato a la presidencia de México por el Partido Acción Nacional, estaba siendo entrevistado por Ricardo Rocha.

Al día siguiente previa cita, acudí a las antiguas instalaciones del Partido Acción Nacional, que estaban ubicadas por la calle de Ángel Urraza. Al llegar y anunciarme, fui recibido por esa enormidad de hombre que era el Maquío Clouthier. Platicamos cerca de media hora y al despedirnos, quedamos en que en la medida de mis posibilidades iba a colaborar en su campaña por la presidencia de nuestro país; aclarándole que iba a trabajar para el hombre no para el partido, ya que yo no era afecto a integrarme a ningún partido político. El me respondió: “trabaja por quien quieras, es más, si quieres no trabajes, simplemente vota por quien lo desees y ya con eso habrás hecho mucho”

Si el Maquío hubiera intentado hacerme labor proselitista a favor de Acción Nacional, muy probablemente lo hubiera mandado a volar, pero muy astutamente me regaló los Estatutos y Principios de Doctrina del PAN, así como el libro Humanismo Político de Manuel Gómez Morin. Siempre he sido un lector compulsivo, así que a la semana siguiente, después de leer y entender lo que me regaló, solicité entrevistarme con él de nuevo. Una vez que me dio día y hora, muy puntual como siempre acudí a la cita. En cuanto nos saludamos me dijo: “caíste cabrón”. Efectivamente ingeniero, comulgo con estas ideas, espero que en la práctica lo que leí sea una realidad, le respondí. “No te voy a defraudar”, me dijo. El no me defraudó.

Concluido mi trabajo en el Distrito Federal, a principios de enero de 1988, con mi familia nos regresamos a la ciudad de Morelia, Michoacán, donde habíamos vivido antes de irnos a la capital del país. En Morelia, mi hijo Carlos Alberto (QEPD) y yo, participamos muy activamente en la campaña de El Maquío. Carlos Alberto, un joven de 1.90 de estatura, con diez y siete años de edad, muy orgullosamente participó como escolta de él, en la primera visita que hizo como candidato a esa ciudad michoacana. En esa ocasión el ingeniero Clouthier, en su mitin político, reunió más gente en la Plaza de Armas, que la que había reunido Cuauhtemoc Cárdenas, michoacano, también candidato presidencial. Con ese motivo escribí: “El Maquío vendió fresas en Irapuato”

El primero de octubre de 1989, poco después de haber sido electo gobernador del estado de Baja California Ernesto Ruffo Appel, el ingeniero Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, acompañado por el diputado sinaloense Javier Calvo Manrique, viajaban a reunirse en Mazatlán con el ya gobernador baja californiano, cuando fueron “accidentados”, muriendo los dos en un accidente a la altura del kilómetro ciento cincuenta de la carretera Culiacán-Mazatlán.

Los panistas, el ingeniero Clouthier y el diputado Calvo Manrique, con los perredistas Francisco Xavier Ovando y Román Gil Heraldez, Ruiz Massieu y Luís Donaldo Colosio, forman parte de la larga lista de políticos que murieron en circunstancias muy poco claras en el periodo de Carlos Salinas de Gortari. Ovando y Gil, aún antes de que éste llegara al poder.

¿Por qué hago esta narrativa? Porque hoy se cumplen cuarenta años de la masacre estudiantil del 68, cuarenta años de impunidad. Fecha desde la cual la implacable violencia, que como consecuencia del gran auge del narcotráfico a partir del periodo salinista, ha venido creciendo y se ha enseñoreado en nuestro país.

Desde entonces, los mexicanos que aspiramos a vivir en un país con tranquilidad, paz y armonía, hemos añorado que estos aberrantes crímenes se aclaren. En el año dos mil, con la llegada de Vicente Fox a la presidencia de México, quien prometió sacar de Los Pinos, a las ratas corruptas, víboras y teporacas del PRI surgió la esperanza de que esto sucediera, que por fin se cerrara la herida abierta y sangrante que aún existe en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco y en el corazón de los familiares que fueron asesinados en ese histórico lugar. Que por fin se hiciera justicia a los crímenes de estado cometidos por Gustavo Díaz Ordaz y Luís Echeverría, quien con total impunidad, ya siendo presidente, el diez de junio de 1971, incurrió en algo similar, pero esa vez en la Rivera de San Cosme, cuando un grupo paramilitar denominado “Los Halcones”, golpeó y asesinó a un buen número de estudiantes.

Vicente Fox en noviembre del 2001, creó la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, organismo que presuntamente iba a aclarar esos hechos delictivos, llevados a cabo por los gobiernos autoritarios priístas. Pero después de cerca de cinco años y de trescientos millones de pesos invertidos en ella (tirados a la basura), como la fiscalía especial (con otro buen desperdicio de dinero de los mexicanos); creada el año pasado para investigar sus muy presuntas corrupciones y enriquecimiento ilícito, de él, de la emperatriz marthota y de sus delfines, la primera desapareció en marzo del 2006 y la segunda en este año.

Tanto el gobierno de Vicente Fox, como el actual de Felipe Calderón, que cuando candidatos pregonaron y prometieron el cambio, en gran medida han incurrido en complicidad con los priístas en muchos asuntos, más en relación a estos deleznables asesinatos. Ya que la Procuraduría General de la República, encabezada por Eduardo Medina Mora, se dice que ha desaparecido la documentación que la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado había recopilado en sus investigaciones, encubriendo así a Luís Echeverría, quien desde el término de su mandato como presidente, cínicamente sigue cobrando cerca de cincuenta millones de pesos para “su manutención”, y quien en agradecimiento a los presidentes panistas, en una entrevista concedida al escritor Rogelio Cárdenas Estandía, hace un llamado a la unidad nacional, no sin antes retadoramente asegurar en relación a las masacres estudiantiles de 1968 y 1971, que él no le pide perdón a nadie.

Al cumplirse ayer el vigésimo noveno año de la desaparición del ingeniero Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, es triste darse cuenta que su lucha por mejorar las condiciones sociales, económicas y políticas en nuestro país, y más aún su pérdida física, hasta ahora han sido en vano, dado que hoy, los miembros de su partido que tomaron la estafeta que el dejó a punto de llegar a la meta, le han fallado a él, a su partido y a los mexicanos al llegar ellos a Los Pinos y no hacer lo que pretendió él hacer.

Hasta el lugar en donde él se encuentre, con todo mi respeto le hago llegar mi sincero agradecimiento por lo que le aprendí, por haber forjado mi espíritu para enfrentar esa Brega de Eternidad. Porque tengo muy bien grabadas sus históricas frases:

“Solo está derrotado aquel que ha dejado de luchar”
“A los hombres hay que verlos de frente, ni para arriba, ni para abajo”
“Hay dos clases de hombres contra los que hay que luchar; contra los que pisan y contra los que se dejan pisar”
“El chiste no es cambiar de amo, sino dejar de ser perro”

Ingeniero Clouthier, su misión no ha terminado, ya que por desgracia aún existen miles de mexicanos que no creen en si mismos menos en sus sueños, que no se atreven a luchar por ellos, en contra de quienes con distintos colores los tienen arrodillados, arruinando a México y a sus habitantes.
Ciudad Juárez, Chihuahua. Octubre 2 del 2008. José Luís Elías García.

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