domingo, 26 de octubre de 2008

CIUDAD JUAREZ, CHICAGO.

CIUDAD JUAREZ, CHICAGO.

Como en los mejores tiempos de Alfonso Capone, Lucky Luciano, Tataglia, Ma’ Baker, Bonnie and Clide, y cientos de delincuentes que reinaron en la ciudad de Chicago, Illinois durante la época de “la prohibición”, quienes cobraban cuotas por proteger de ellos mismos, a los comerciantes de los diferentes giros, so pena de ser asesinados si no las pagaban, y que escenificaron la masacre del Día de San Valentín; ochenta años después Ciudad Juárez y sus habitantes están pasando por una situación peor, multiplicada al infinito y por desgracia los miles de militares, policías federales, estatales y municipales, que conforman el Operativo Conjunto Juárez, ni siquiera le llegan a los talones al reducido grupo que les dio la batalla en ese tiempo, El de los Intocables que comandaba Elliot Ness, según la filmografía americana.

En Ciudad Juárez, desde hace varios años, más a fines del año pasado y los diez meses que han transcurrido del presente, los índices de violencia se han elevado a grado tal que ya es incontenible en sus diferentes modalidades, a cual más de crueles, no obstante la presencia de quienes iban a combatir a la delincuencia organizada, que con ella iban a provocar el “efecto cucaracha”, al contrario, a los juarénses les ha salido más caro el remedio que la enfermedad.

Los integrantes de estos grupos delincuenciales, campean por sus fueros con toda impunidad, llevando a cabo múltiples levantones, ejecuciones, asaltos bancarios, robo de autos, a casas habitación, secuestros y la nueva modalidad, el exigir cuotas a cambio de protección de ellos mismos y de no acceder a pagarlas, amenazas de muerte.

Es así que miles de comerciantes en los diferentes giros: dueños de bares o centros nocturnos, restaurantes, farmacias, consultorios, tiendas de abarrotes, yonkes y lotes de vehículos usados, etc., están cerrándolos por el temor que esto les representa, ocasionando con ello, un verdadero desastre económico para la ya de por sí vapuleada economía en nuestra ciudad.

Mientras que las autoridades de los tres niveles de gobierno siguen jugando al ping pong con la tergiversada y muy eludida competencia de cada una de ellas, en lugar de asumir la responsabilidad que les corresponde.

Esta negligencia, esta permisividad, ha ocasionado que la impunidad con la que actúan los delincuentes haya llegado al máximo, incluso que muchos de los que integran las diferentes policías se hayan involucrado en la corrupción, en la complicidad, en la comisión de esos delitos y que algunos ya han pagado con sus vidas y las de algunos de sus familiares, por haberse desviado de la función que les fue encomendada; proteger a la ciudadanía juarense.

Desde los primeros meses de este año, y a raíz de haberles practicado el tan llevado y traído examen de confiabilidad y después de los resultados del mismo, el presidente municipal José Reyes Ferríz, amenazó con el despido de cientos de ellos. Finalmente la semana pasada se hizo efectivo, no sin antes haberles “indemnizado” de acuerdo a la ley laboral. Sin embargo, se tiene conocimiento que algunos de esos policías municipales que fueron despedidos, lo fueron de manera injusta. Pagaron justos por pecadores.

Por otro lado. Se dijo que estos policías despedidos, en principio iban a ser reemplazados por elementos militares traídos del estado de Oaxaca. Después de algunos dimes y diretes entre el ex director de la academia de policía y el secretario de seguridad pública, relacionados con esta controversial contratación, ahora resulta que poco más de una decena de esos militares oaxaqueños, fueron despedidos por no haber satisfecho los perfiles requeridos, que incluso contaban con antecedentes penales. Es decir, no pasaron el examen de confiabilidad, por lo que se les proporcionó un boleto de autobús a la ciudad de México y cuatrocientos pesos para el viaje.

La cuestión no paró ahí. Estos militares aspirantes a policías municipales despedidos, cuando menos en la voz de uno, manifestaron su inconformidad. El que se paró ante las cámaras, declaró que no era cierto que tuviera antecedentes penales, que les habían incumplido lo que les prometieron, que dormían en el piso, que los mal alimentaron y que fueron maltratados.

¿A quién creerle, al presidente José Reyes Ferríz y al hombre que no se deja ver? O, ¿a los militares traídos de Oaxaca? ¿Tendría razón en sus declaraciones-acusaciones el exdirector de la academia de policía Roberto Hernández Rangel?

Lo que resulta muy evidente, es que al presidente municipal y al secretario de seguridad pública, por completo se les hizo bolas el engrudo y han sido tan ambivalentes en sus declaraciones, que bien pudiera llamárseles mentirosos redomados.

La pregunta es: ¿por qué y que beneficio obtienen al provocar estas confusas situaciones José Reyes Ferríz y Roberto Orduña?

¿Quiénes los contrataron no tuvieron la capacidad, la inteligencia y el tiempo suficiente, para que antes de haber gastado el dinero de los juarénses en traer a esos militares a Ciudad Juárez, en su lugar de origen revisaran a conciencia sus expedientes, sus antecedentes penales y así, después de que hubieran satisfecho todos los requisitos, entonces sí, traerlos para que fueran capacitados en la UACJ como se presumió que se iba a hacer. ¿Tiene algo que ver también en este embrollo, el rector Quintana Silveyra? ¿El Secretario de la Defensa Nacional tiene pleno conocimiento de esto?

Tal parece que estas dos autoridades municipales se sienten muy seguros para hacer lo que se les pegue la gana. Que olvidan que los juarénses dentro poco tiempo, estarán en disposición, de que como a todo santo, les hagan su fiestecita.

Ciudad Juárez, Chihuahua. Octubre 26 del 2008. José Luís Elías García.

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