lunes, 17 de marzo de 2008

HOY ESCRIBO SOLO POR ESCRIBIR.

HOY ESCRIBO SOLO POR ESCRIBIR.

Hace muchos años Nidia Caro, con la canción Hoy solo canto por cantar ganó el primer lugar en el Festival OTI de la canción, que en uno de sus versos decía: “Si una canción jamás podrá parar la guerra”, parte que me pareció en gran medida derrotista.

Al titular este artículo de manera similar, de ninguna manera pretendo asumir una actitud derrotista, que muchos habitantes en nuestra ciudad con mucha pero injustificada razón deben estar asumiendo por el terror que les representa el ser testigos o víctimas de la violencia incontrolable, que impunemente los sicarios del crimen organizado han venido implementando en esta “La Frontera más Fabulosa y Bella del Mundo”, ante la inacción o complacencia de las autoridades municipales, estatales y federales.

Al contrario. Al titular y escribir este artículo en esta forma (que definitivamente no parará la violencia en Ciudad Juárez, pero si dejo de hacerlo me convertiré en cómplice), lo hago con la más firme intención de conminar a todos los juarenses que nada tenemos que ver con la delincuencia, que somos mayoría; para que asumamos nuestra vital responsabilidad de sobrevivir y por la sobre vivencia de nuestras familias. El exigir terminantemente a las autoridades de los tres niveles de gobierno, especialmente a las municipales que cumplan con su obligación de prevenir y brindarnos la seguridad a la que tenemos derecho y por la cual les pagamos muy buen dinero, que definitivamente no desquitan.

Razones:

Hace también muchos años, nos empezaron a robar los tapones de los tanques de gasolina, las copas de las llantas y las baterías de nuestros vehículos y no lo denunciábamos. Y no obstante que oficialmente las autoridades preventivas e investigadoras no tenían conocimiento de ello, pero si se enteraban, tampoco hacían nada al respecto, como no fuera el exigirles cuotas a los raterillos, quienes de esta manera fueron adquiriendo “patente de corzo” para actuar impunemente.

Posteriormente nos robaron nuestros vehículos y ante la inutilidad de presentar las denuncias correspondientes no lo hicimos. Pero los responsables de investigar el robo de autos, hicieron lo mismo. Exigir su parte del fruto de estos robos a quienes los hacían.

De igual manera sucedió con los narcotraficantes. Las autoridades de prevenir y combatir este delito catalogado como federal, por lo tanto, la competencia única para actuar es de las autoridades federales. Estas pedían, y no obstante la constante y exagerada publicidad en los medios televisivos y radiofónicos de que se está actuando para combatir este flagelo, e impedir que la droga llegue a nuestros hijos, siguen pidiendo sus cuotas a los jefes del narcotráfico.

Mientras que las policías estatales y municipales por años han venido alegando incompetencia para actuar en contra de estos delincuentes, si la han tenido para pedir sus cuotas a los dueños de los picaderos y los municipales a los puchadores callejeros, incluso en los mismos picaderos.

Esta in oficial invasión de competencias ha provocado constantes enfrentamientos entre unos y otros integrantes de los diferentes cuerpos policíacos, en muchos casos con consecuencias fatales.

Un buen número de elementos policíacos, unos dados de baja y otros por voluntad propia, por lo lucrativo del negocio, aunque muchas veces efímero, cambiaron de bando y algunos han llegado a ocupar puestos de primer nivel y en el peor de los casos a actuar como sicarios de los grandes capos.

Aún más. Muchos políticos en su desmedida ambición por alcanzar el poder político y por ende el económico, no han tenido ningún tipo de escrúpulo para aceptar dinero procedente del narco para sus campañas (atendiendo al principio de que el fin justifica los medios).

Esto ha implicado el que hayan adquirido compromisos, que si creyeron que podían eludir, estaban y están muy equivocados. Razón por la cual hoy los líderes e integrantes de los diferentes cárteles del narcotráfico actúan impunemente y con toda violencia para eliminar a sus competidores, incluso a sus en otros tiempos cómplices, como se rumora es el caso del exterminio de algunos elementos policíacos, regidores, diputados, presidentes municipales, etc.

Ante estos hechos violentos, buena parte de los ciudadanos, no obstante ser testigos presénciales de ellos siguen actuando irresponsablemente de manera impasible. “Para qué me meto en problemas” argumentan. Pretendiendo ignorar que con estas actitudes de cobarde silencio, contribuyen para que esta situación de incontrolable violencia vaya aumentando de manera incontenible.

No hace mucho tiempo nos alarmábamos al enterarnos de que se llevaba a cabo una ejecución, y es evidente que nuestra capacidad de asombro se ha perdido ante la periodicidad y cantidad de ejecuciones que a diario se llevan a cabo. A grado tal que la cantidad de ejecuciones que se han llevado a cabo en estos primeros dos meses y medio del presente año, ya rebasaron el número que se realizaba en un año.

Hoy resulta todo un espectáculo ser testigo de las ejecuciones que con toda impunidad y a la luz del día se realizan, ante la presencia de personas de diferentes edades, incluso niños, quienes en su inconciencia festejan el haber estado presentes.

Deseo de todo corazón que a todas estas personas que han sido testigos presénciales de estos mortales hechos y que cobardemente guardan un ominoso y cómplice silencio, nunca les “llegue la lumbre a los aparejos”, porque como cuando fueron víctimas de robos y que se quedaron callados, jamás recuperarán lo perdido.

Ciudad Juárez, Chihuahua. Marzo 17 del 2008.

José Luís Elías García
El Hombre de La Mancha.

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