viernes, 10 de abril de 2009

ADIOS AL PRONAF.

ADIOS AL PRONAF.

El Programa Nacional Fronterizo, iniciado en la década de los sesentas durante el gobierno presidencial de Adolfo López Mateos, que en Ciudad Juárez encabezado por Antonio J. Bermúdez, empresario y político que había sido director de PEMEX y posteriormente fue nombrado director del PRONAF, quien es recordado como el primer impulsor de la industria maquiladora y principal beneficiario de este programa, al crear el parque industrial que lleva su nombre (en terrenos que adquirió en centavos, gracias a información privilegiada que su cargo le proporcionaba), donde se establecieron las primeras maquiladoras.

El PRONAF fue concebido como un organismo de desarrollo regional para que impulsara a las zonas fronterizas del país, a través de sus directrices de desarrollo económico y de bienestar social, con el objeto de lograr equilibradamente un racional consumo regional de artículos y servicios producidos en México, compitiendo en precios y calidad con los del exterior. También se buscaba que el PRONAF participara en lo posible en el abastecimiento del mercado de consumo estadounidense, que incrementara cuantitativa y cualitativamente el turismo, induciéndolo a permanecer más tiempo-consumo en nuestro país; que lo convocara para que se internara dentro del territorio nacional, promoviendo una derrama más generalizada y saludable de su gasto; y atrayendo sectores del consumo estadounidense hasta ese momento escasamente explorados: el turismo familiar, el turismo deportivo y los grupos organizados.

Además, el auspiciar en los mexicanos que viviesen y llegasen a las fronteras, especialmente con los Estados Unidos, la afirmación de una conciencia fronteriza mexicana más robusta y de un conocimiento más cabal de lo que México ha sido, es, hace y a lo que aspira como comunidad nacional, dotada de raíces históricas profundas y legítimamente propias.

Como todos los proyectos que las autoridades, funcionarios y políticos mexicanos llevan a cabo, en los que ha imperado la corrupción y la complicidad con algunos empresarios, El PRONAF, a pesar de la bondad de sus intenciones, adoleció de algunas fallas que determinaron su falta de efectividad e impidieron que el objetivo se cumpliera a satisfacción.

En principio y quizá por el acelere, en el mejor de los casos, se hicieron arreglos sub mecatum con funcionarios municipales y estatales, que autorizaron proyectos de construcción de estos complejos industriales sin que se tomaran en cuenta algunas de las raquíticas normas y reglamentos que en ese tiempo existían, como ha sido el caso de que un parque industrial ubicado en la salida sur de la ciudad, donde se acaba se suscitar un macro incendio, no esté conectado a la red municipal de agua potable, ya que tiene su propio pozo de abastecimiento de agua, que ya demostró que es insuficiente.

Mucho menos se tomó en cuenta el impacto social que estas empresas ocasionarían en la seguridad pública, la seguridad ambiental, la salud y el grave problema habitacional que permitió, gracias a la complicidad de las autoridades con líderes venales, el surgimiento y crecimiento desordenado, anárquico de terrenos invadidos en dónde se construyeron casuchas con materiales de deshecho, en donde han vivido hacinadas miles de familias, con las graves consecuencias que esto ha originado. Es decir, se privilegio el aspecto económico, muy lejos de la responsabilidad social que deben asumir las empresas.

Eso sin contar con que la gran mayoría de los mexicanos que fueron atraídos a las fronteras del norte por este boom maquilero, lo hicieron pensando: “trabajo un rato, junto para el pollero y me cruzo al otro lado”.

Jamás contaron con programas efectivos, que propiciaran el que se afirmara en ellos una conciencia fronteriza mexicana más robusta, que les proporcionaran un conocimiento más amplio de lo que México ha sido, es y hace y a lo que aspira como comunidad nacional, dotada de raíces históricas profundas y legítimamente propias.

Es por ello que la gran mayoría de los mexicanos que viven en las fronteras del norte del país, no tienen conciencia, arraigo nacional, mucho menos el sentido de pertenencia a las ciudades en donde habitan, a pesar de los años que en ellas llevan viviendo y en donde han formado familias. No tienen respeto ni amor por ellas y la menor muestra de ello, es el que muchos y muchas, arrojan basura por las ventanillas de sus autos o de las ruteras.

La no aplicación de las normas y reglamentos de construcción, aunadas a la debacle económica internacional, que ha obligado a que muchas industrias maquiladoras hayan cerrado sus centros de trabajo dejando sin empleo a miles de sus trabajadores, con las repercusiones socio-económicas que esto ha implicado, ha ocasionado que en muchas de estas naves industriales, que si bien es cierto dejaron de funcionar, también es cierto que no han sido supervisadas en cuanto a los productos tóxicos que fueron dejados en sus lugares de almacenamiento, porque les resultó más económico que regresarlos a sus lugares de origen.

Las autoridades de protección civil municipal responsable de esto, que definitivamente no tiene capacidad de prevención, cuando mucho y muy escasamente la tienen de reacción, han sido muy omisas para llevar a cabo la supervisión de estos almacenamientos riesgosos, incluso en las empresas que aún están en activo.

Esto quedó evidenciado con el macro incendio suscitado hace unos días en el Parque Industrial Aeropuerto, propiedad de Promotora Industrial, al parecer paraestatal del gobierno de Chihuahua, en donde las maquiladoras MCS de México, FOXCONN, DOMETRIC y CORMEX se incendiaron (no se han determinado las causas, que dadas las circunstancias, que bien pudieron ser provocadas).

Este incendio representó grandes pérdidas económicas, tanto para las empresas, como para la ciudad, incluido el aeropuerto local que se encuentra carretera Panamericana de por medio, ya que por la intensidad del humo tuvo que suspender varios vuelos, ocasionando también pérdidas a los particulares que tenían vuelos reservados y que no pudieron salir.

Eso sin contar con el grave daño ambiental ocasionado por la gran cantidad de productos tóxicos que en esas empresas se encontraban y que se quemaron. Incluso se vivieron momentos de gran preocupación, ante la posibilidad de que tanques de almacenamiento de esos gases y productos tóxicos hicieran explosión, lo que hubiera significado que cuando menos, los juarénses que encontraran en quinientos metros a la redonda, resultaran afectados, quizá mortalmente.

Pasados los momentos de tensión y de peligro, una vez que el fuego, después de cerca de cuarenta horas de esfuerzo de los miembros de H. Cuerpo de Bomberos de Ciudad Juárez (quienes como la nodrizas, trabajaron con las chichis), para controlarlo y terminar con el, el problema mayor que estos incendios ocasionaron, es el que cerca de tres mil juarénses se quedaron sin trabajo.

La incierta situación económica del país, los paros técnicos que por esta razón algunas empresas se han visto obligadas a realizar, la fuga de las empresas golondrinas y estos ya varios incendios, provocados o no, parecen ser el fin del sueño fronterizo, El PRONAF, una ilusión creada en los sesentas, prendida con alfileres que ya se están desprendiendo y como siempre, perjudicando a los que menos tienen, sin consecuencia alguna para quienes lo instituyeron.

Ciudad Juárez, Chihuahua. Abril 10 del 2009. José Luís Elías García.

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