domingo, 20 de junio de 2010

SIGUE LA MASACRE EN EL VALLE DE JUAREZ.

SIGUE LA MASACRE EN EL VALLE DE JUAREZ.

En una clara muestra de su poderío, la delincuencia organizada que opera en el Valle de Ciudad Juárez, El Sauzal, San Isidro, Tres Jacales, San Agustín, Guadalupe y Praxedis G. Guerrero y Porvenir, sigue asesinando personas, sin distinción de clases económicas, políticas, sociales, religiosas o partidistas, llevándose entre las patas a mucha gente inocente, sin importarles edad o sexo.

En esta ocasión le tocó al presidente municipal priísta de Guadalupe Distrito Bravos, el profesor Jesús Manuel Lara Rodríguez de cuarenta y ocho años de edad, quien fue ejecutado la tarde de este sábado cuando salía de su domicilio en el fraccionamiento Santa Teresa de Ciudad Juárez, lugar donde se había refugiado después de haber sido amenazado él y su familia, por haber denunciado los riesgos a los que estaban sujetos los habitantes y autoridades en el municipio que presidía, debido a la presencia y pleito de narcotraficantes que se disputan esa zona del Valle de Juárez, por donde pasan toneladas de droga, se rumora que en complicidad con autoridades locales y de los Estados Unidos.

Por esa razón, Juan Manuel Lara tuvo que refugiarse en esta ciudad, en previsión de lo que fue inevitable, pues con anterioridad, dos de sus jefes policíacos, varios agentes y dos regidoras del ayuntamiento fueron asesinados.

Estos crímenes aumentan los expedientes de casos sin resolver que se encuentran en el archivo muerto de la subprocuraduría, como los de la maestra Agle Amaya Núñez, el de su padre, el de su hermano Omar Amaya Núñez, también ex presidente de Guadalupe y el de su primo Polo Amaya, entre muchos otros ejecutados en el mismo poblado o sus alrededores.

Esta muy tolerada situación (no puede llamarse intolerable, porque bien que es tolerada por las autoridades que se encuentran en el estado, presuntamente para combatirla), tiene asolados a los valle juarénses desde hace varios años, con mayor ferocidad desde que los militares y federales llegaron a Ciudad Juárez.

La madrugada del 16 de septiembre del 2008, después de haber asistido a la Ceremonia del Grito de Independencia a la Plaza de Armas, fui a llevar a Riveras del Bravo, una persona que me acompañó. Antes de llegar a ese fraccionamiento, un retén militar nos detuvo para revisarnos, cosa que “a chaleco” tuve que aceptar.

Pero lo que me llamó la atención, fue que “los militares” no traían ningún vehículo oficial, menos la Hummer armadas con un fusil de alto poder en su toldo, como protección, los que tenían estacionados, eran vehículos de reciente modelo, algunos de mucho lujo y de diferentes colores (me comentaron que algunos de ellos estaban blindados).

La persona que me acompañaba, me comentó que eran militares piratas, delincuentes del Valle de Juárez, que vigilaban y custodiaban a los capos que controlan ese lugar fronterizo.

Cuando regresé a casa, aún con lo tarde que era, me puse a escribir al respecto. En ese artículo relacioné las declaraciones oficiales de La SEDENA, que habían aparecido días antes en los medios de comunicación locales, en los que se advertía que grupos de delincuentes, en un afán de desprestigiar al Honorable Ejército Nacional, en carros camuflajeados como los oficiales, portando uniformes similares, iban a llevar a cabo cateos en casas particulares, violando a las damas que ahí se encontraran, asesinando a algunos de sus moradores, además de saquear sus refrigeradores, robándose sus pertenencias, joyas, dinero y celulares y realizando retenes como el que me encontré antes de llegar a Riveras del Bravo, esa madrugada del 16 de septiembre.

Tres días después fui a visitar a la misma persona a ese fraccionamiento y antes de llegar, me detuvieron en otro retén, pero este si estaba apoyado por vehículos que parecían oficiales.

Cuando me toca el turno de ser revisado, le pregunto al militar que se acercó ¿ustedes si son reales o son piratas? Muy sorprendido me preguntó ¿por qué dice eso? Y le comenté mi experiencia de la revisión anterior.

No sé si fue por mi osadía y aparente valor al hacerle esa audaz pregunta, el militar me confesó que efectivamente existían esos retenes piratas que los estaban desprestigiando.

Envalentonado por su reacción le cuestioné: ¿En dónde está la inteligencia militar de la que tanto presumen sus jefes?, porque si no son capaces de detectar y detener a esos delincuentes que permanecen horas haciendo retenes piratas, menos van a acabar con la delincuencia, que está demostrando ser más organizada e inteligente que ustedes.

Para quitarse el grano en salva sea la parte, que en ese momento yo representaba para él, me dijo: “que tenga buen día señor, siga su camino”

Es un secreto a voces, que los delincuentes que pululan en todo el Valle de Juárez, están utilizando menores de edad, para con rifles de diábolos o verdaderos, simulen andar cazando aves a la orilla del Río Bravo, esto para llamar y distraer la atención de la patrulla fronteriza, mientras que otro grupo de adolescentes, incluidas jovencitas, crucen al lado americano, costales o paquetes de droga que son esperados por otro grupo, que se dice cuenta con la complicidad de las autoridades americanas.

Así mismo, se rumora que estos jóvenes al regresar, lo hacen cargados con armas y proyectiles de diferentes calibres, con los que luego, recibiendo miserables cantidades, actúan como púberes sicarios, asesinando personas, muchas de ellas víctimas inocentes, sin distingo de edad o sexo.

Si en realidad se quisiera acabar, o cuando menos reducir el mortal impacto de estas actividades delincuenciales, los miles de elementos federales y militares que pululan en nuestra ciudad, llevando a cabo ridículos retenes, en donde saben perfectamente que no van a incautar nada, deberían formar escuadrones integrados por varios elementos, acompañados de ministeriales federales y estatales, para que vigilaran permanentemente las márgenes del Río Bravo y los municipios aledaños y así bajar el elevado índice de crímenes violentos en Ciudad Juárez y sus alrededores.

Pero resulta evidente que esos operativos no pasan de ser una faramalla oficial, presuntamente para combatir a la delincuencia organizada, llevada a cabo por el gobierno de Felipe Calderón, que ha tenido como costo, miles de muertos, otros tantos miles de niños que han quedado huérfanos, cientos de negocios cerrados, abandonados o incendiados, porque sus dueños, en el mejor de los casos, huyeron de la ciudad o en el peor, fueron asesinados. Eso sin contar con las decenas de miles de desempleados, que sin reconocerlo, mucho menos disculparlos, para comer ellos y sus familias, se han visto obligados a cometer delitos del fuero común, o lo que es peor, convertirse en sicarios por mil pesos por cada ejecución.

Bastante mal está la situación en Ciudad Juárez y no se percibe solución alguna, ni con los resultados de la próxima elección para gobernador y presidente de la ciudad. Menos si llegara “El Teto” Murguía de nueva cuenta a la alcaldía municipal.

Ciudad Juárez, Chihuahua. Junio 20 del 2010. José Luis Elías García.

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