domingo, 20 de junio de 2010

PECADO DE OMISION.

PECADO DE OMISIÓN.

A raíz de que la rata muy orejona de Carlos Salinas de Gortari, modificó el Artículo 130 Constitucional con la finalidad de quedar bien con las ardillas, Luis H. Álvarez, en ese tiempo presidente nacional del PAN y Diego Fernández de Ceballos, entonces diputado federal panista, los curas y más los altos jerarcas católicos, se destaparon y siguen muy destapados políticamente, a grado tal que ya no les importa taparle el ojo al macho para manifestarse políticamente por un candidato o partido político en particular.

A partir de esa modificación constitucional, y aún más con la llegada de los “mochos católicos” a la presidencia de México, Vicente Fox en el 2000 y Felipe Calderón en el 2006, los jerarcas católicos han obtenido, aparte del económico y religioso, un mayor poder político, para intervenir aún más en el deterioro de la gran mayoría de la sociedad mexicana.

A nivel local, el obispo Renato Ascencio León, declaró que es un pecado de omisión el no acudir a votar, e hizo este exhorto:

“A nuestros hermanos y hermanas chihuahuenses que tiene derecho a votar, les pedimos que acudan a las urnas a depositar su voto, seguros de estar contribuyendo al bien de todos. Háganlo con libertad, siguiendo únicamente lo que les dicte su conciencia en la elección de los candidatos que mejor puedan servir con HONESTIDAD Y EFICACIA A LA SOCIEDAD”

Esto que pudiera considerarse como labor pastoral de parte del prelado, invitando a los juarénses a cumplir con su deber ciudadano de acudir a las urnas el cuatro de julio próximo, no es más que otro manejo maquiavélico de la fe hacía sus creyentes, ya que de no acudir a votar, incurrirían en el pecado que se ha sacado de la sotana, “El Pecado de Omisión” Solo le faltó amenazarlos con la excomunión si se abstienen.

Esta acción de Ascencio León, es una muy evidente intromisión en la vida política de la ciudad y del estado, porque los otros cinco obispos (que cobran y muy bien) en Chihuahua, hicieron lo mismo. Todos ellos, en lugar de cumplir con su obligación eclesiástica para la que se supone fueron preparados, servir de guías espirituales y morales de buena parte de esta decadente sociedad chihuahuense y juarense, están enturbiando más de lo que ya está, el clima político,

Curiosamente su jugada, que pareciera fue diseñada para ello, le salió bien, pues el candidato priísta a gobernador César Duarte, declarando que acudió a una entrevista con Renato Ascencio, porque en su campaña tiene el deber de acudir con todos los ciudadanos y representantes de las diferentes manifestaciones religiosas, así como de la sociedad civil.

Parece que Renato Ascencio es priísta, a diferencia del obispo que fungía en el 92, Manuel Talamás Camandari, que apoyaba muy decididamente a los panistas.

¿Qué autoridad tienen estos sujetos para erigirse en rectores de la conciencia ciudadana, cuando muchos de ellos están hasta el pescuezo de suciedad moral, política y sobre todo espiritual?

Habría que recordar, precisamente, luego de la modificación del Artículo 130 Constitucional, como si eso les diera licencia para ser más mundanos, para despojarse del olor de santidad, en el periodo de gobierno salinista, específicamente en mayo de 1993, fue asesinado en el aeropuerto tapatío, el arzobispo de Guadalajara, el cardenal Posadas Ocampo, presuntamente, según el entonces Procurador General de la República, Jorge Carpizo, en un fuego cruzado, al confundirlo con “El Chapo Guzmán”.

Nunca se han aclarado cuales fueron las verdaderas razones de su crimen, ¿si andaba en malos pasos, si en alguna confesión se enteró de algún o algunos delitos?, pero uno de sus cercanos colaboradores, declaró que pocos días de su artero crimen, andaba muy preocupado.

Incluso se publicó en algunos medios de comunicación, que su portafolio desapareció y nunca se supo de el. ¿Qué contenía ese portafolio, que fue retirado ilegalmente de la escena del crimen?

Poco tiempo después de ese hecho, el nuncio apostólico Girolamo Prigione, en las oficinas de la nunciatura, se reunió con los hermanos Arellano Félix, de quienes se sospechaba lo habían mandado matar.

Esta reunión en Guadalajara, al parecer fue solicitada por la esposa de Benjamín Arellano, quien le pidió sirviera de contacto con Prigione, al sacerdote Gerardo Montaño Rubio, quien entonces era el encargado diocesano de la construcción de La Nueva Catedral y rector del templo de Nuestra Señora de Guadalupe en Tijuana, Baja California.

El sacerdote Gerardo Montaño (quien siendo párroco en Ensenada, Baja California, falleció a principio del 2010), hace años declaró que la esposa de Benjamín Arellano, quien le hacía llegar los millonarios donativos que su esposo y cuñados entregaban a esa congregación religiosa, le había pedido que intercediera ante Girolamo Prigione, para que éste a su vez, contactara a su esposo y su hermano con Carlos Salinas de Gortari, ante quien iban a asegurar que ellos no habían tenido nada que ver con el crimen de Posadas Ocampo.

Es muy posible que para convencer a este sacerdote, la esposa de Benjamín Arellano, haya hecho uso de la influencia de un supuesto hermano de su esposo, que según la DEA, es sacerdote y vive en el Vaticano.

Lo cierto es que este crimen, como el de Luis Donaldo Colosio, que fueron cometidos en el periodo salinista, no ha sido, ni serán aclarado.

¡Ciudadanos chihuahuenses y juarénses, cumplan con su deber y hagan uso efectivo de su derecho ciudadano!

Este cuatro de julio, acudan a las urnas a emitir su voto por el candidato que mejor les parezca. Si bien es cierto que como católicos, muchos confían en los sacerdotes, en cuestiones políticas, no necesitan para nada la asesoría de esos sotanudos.

Ciudad Juárez, Chihuahua. Junio 20 del 2010. José Luis Elías García.

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